Sentadas en un Café

Me reí estruendosamente ante el recuerdo del casi-choque del autobús.
- Eso fue divertido- admití. Sabía que mis ojos estaban como el cristal.- Si, un día de éstos te llevaré a pasear. En cuanto a lo de hablar... ¿Se te ocurre alguna idea?
Le guiñe un ojo a Violet y esbocé una sonrisa torcida. Quería oír su opinión aunque... ya tenía un plan.

Llego a los pocos minutos al restaurante, sabia que no podia permaneser solo con esos recuerdos en su cabeza, dejo el auto aparcado en la entrada y entro al restaurante, se aca¿erco sigilosamente a la mesa que ocupaban su hermana y Violet - Lo siento Ivy, no reaccine a tiempo, no se que fue lo que me paso - se disculpo abrazandola por detras.

Empecé a reírme escandalosamente, sin tapujos, tanto por las reacciones de Edward como por los divertidos comentarios de Violet. Me sentía tan feliz... y ni yo sabía por qué.
Esbocé mi más pícara y traviesa sonrisa.
- Oh sí!- exclamé- Tengo una idea. Pero, ¿Qué me darán si se las digo?
Mi mirada era maliciosa y casi caprichosa. ¿Quién diría que un minuto antes estuve a punto de perder el control por un hombre lobo?

Le rebolvio los cabellos a su hermana, sonriendo divertido.

- Sabes que puedes conseguir todo lo que te propones pequeña - giño un ojo a Violet. - nos vas a dejar con la intriga asi?

- Les daré la idea... pero no les diré que pediré- dije, aún más traviesa que nunca- Les propongo esto: ¿Qué les parece si por un rato nos privamos del sentido del olfato y esperamos a que entre gente por esa puerta? - señalé la puerta del restaurante.- El objetivo del juego es adivinar a que olerá la persona... sin olerla. Por eso les digo lo de la privación del olfato. El vampiro o vampira- aquí baje levemente la voz para no ser escuchada- que lo adivine primero tendrá un punto y ganará quien consiga más puntos.
Les parece?

- Por mi bien - dijo reclinandose en su silla - que te parece Violet? - pregunto para no incomodar, sabiendose la respuesta de esta.

Mi sonrisa cambió. Seguía siendo cálida pero ahora era de absoluta concentración. Les dije a los demás, enviándoles un mensaje mental fuerte:
- La mujer (tenía los ojos castaños, grandes y el cabello negro, sedoso. Delgada, agraciada de facciones) tiene un olor a canela, o eso me parece. El hombre (ojos azules, cabello rubio, facciones firmes, claras) tiene un olor fresco, como el aire límpido de una montaña o eso creo. ¿Qué dicen ustedes?

Observaba y escuchaba tento las palabras de Ivy y luego las de Violet - Discrepo - dijo con suavidad - la muchacha parece tener olor a fresas en almibar o algo asi - sonrio ante su imaginacion - el hombre, su olor es tosco, algo parecido al tabaco encendido - sonrio, observando las caras perplejas de sus acompañantes.

- Yo apenas estoy empezando- musité, con los ojos ardientes. - Respiramos o no?- pregunté justo cuando iban a pasar junto a nosotros.

- Mi querida hermana Ivy - termino la frase de Violet, sonriendo abiertamente.

Sonreí, encantada y batí palmas, complacida.
- Ahí viene otro- dije, al ver entrar a un niño- Preparados? Narices fuera del asunto!- exclamé y vi como tanto Edward como Violet sonreían disimuladamente.
¿A qué huele?- pregunté.

- Dulce, muy dulce - contesto - caramelo, eso creo - miro a las demas.

- Huele a flores- contesté después de un instante- Una flor que no puedo describir ni ponerle nombre.- Hice una mueca y agregué- Es un niño extraño.
Luego cambié mi mueca con una sonrisa y esperé a que el niño pasara por nuestra mesa para olerlo y sacarnos de dudas.

- Vaya... - dijo al fin recobrando la respiracion al mismo tiempo que las damas.

Sonrio, complacido, sacandole la lengua a su enfuruñada hermana, volvio a consentrarse en la adolesente que entraba.