Llegando de Forks

No nos costó mucho tiempo llegar a Alaska, sobre todo porque manejaba aún más deprisa de lo normal, a toda velocidad. Busqué rápidamente algún buen hotel y al ver aquella construcción, sonreí.
- ¿Qué les parece?- pregunté mientras me detenía ferozmente. Señalé hacía la construcción:

Sonreí con placidez ante la respuesta de Violet. Nuevamente, como Ed y Jazz se tardaban demasiado en contestar caminé alegre y determinantemente hacía el hotel con Violet.

Me eché a reír ante lo que había dicho Edward. La recepcionista, una mujer bastante joven, se nos había quedado viendo junto con el botones. Era gracioso, parecía que se habían puesto de acuerdo para observarnos. El botones nos miraba a Violet y a mí y la recepcionista a Jazz y a Ed.
Sin hacer caso de esas miradas, me acerqué a mi hermano y le hablé al oído con tono pícaro:
- Te saldrá cara mi habitación, Ed. No pediré comida, como está claro pero pediré muchas almohadas.
Luego de ese pequeño incidente, contesté:
- Tantas como seamos.

Sonreí fraternalmente al ver concedido mi pedido. Sabía que Ed había comprendido así que me colgué de su brazo y miré con fijeza a la recepcionista que seguía pareciendo aturdida.

- Sí y le informo que Violet es sonámbula- seguí bromeando, pícara mientras le guiñaba un ojo a l misma Violet.

Ed, Violet y yo nos echamos a reír al unísono.
- ¿podría hacernos un favor?- le pregunté a la atónita recepcionista- Quisiéramos que las habitaciones estuvieran lado a lado, por favor.
Esbocé la misma sonrisa torcida que Ed un momento antes.

Eché a reír.
- ya, de acuerdo, nada de eso es cierto- admítí con tono extrañamente razonable- Sólo denos las habitaciones, sí?
Todos callamos y la recepcionista suspiró. Tenía los ojos muy abiertos del asombro pero asintió y sin poder decir nada más nos dio cuatro llaves en números seriados. Le sonreí con todo mi encanto y después ella nos dio instrucciones mientras miraba a Edward con arrobamiento. Contuve una risita.

-Yo quiero ver mi habitación. - sentencié sonriendo- Violet, ¿Quieres venir a verla? Luego pasaremos a la tuya, si quieres- le dije, con mi más irresistible expresión.

Edward venía con nosotras detrás. Jazz iba también pero aún más apartado. Traté de no preocuparme por ello y en cambio me volteé y guiñándole un ojo le dije a mi hermano mayor:
- ¿Ya oíste a Violet? Quiere que seduzcas... perdón, te quejes con la recepcionista si mis almohadones no son mullidos- reí perversamente y luego me giré hacía Violet y dije:
- ¿Crees que me den más de 20 almohadones?