Primavera Cero.

Primavera cero
Apto: 18+
Sinopsis: una parte de la vida de Jasper que ni siquiera Alice conoce, una parte que el se obligo a olvidar, su primer gran amor, su primer mujer.
Personajes: Jasper Whitlock Hale, Elizabeth y Alice Cullen [final]
RR (Renuncia de Responsabilidad): Esta historia es pura ficción. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, con quien no tengo ninguna conexión, y las marcas registradas son propiedad de sus respectivos dueños. Ninguna parte de esta historia puede ser reproducida o reutilizada sin autorización.

[El titulo no tiene nada que ver por el momento con la historia, se lo puse por que esa era la concion que estaba escuchando a la hora de guardarlo, aunque me diio ideas, mas tarde se verá ^^]

Capitulo primero; nieve roja.

Para cuando desperté, era de noche y mi agonía por fin había cesado. A mi alrededor solo podía ver la blanca nieve ahora cubierta por sangre, la cual no sabia de donde venía, no podía recordar nada, estaba sola en un lugar desconocido, bañada en sangre seca, húmeda por el contacto de la nieve, confusa como estaba, comencé a caminar. Caminaba con elegancia y mucha gracilidad, algo por lo que nunca me había caracterizado, lo hacia como si supiera donde me encontraba, como si tuviera la mas mínima idea de a donde iba. Camine sin rumbo fijo durante varios minutos, donde solo me encontré con bosque y más bosque, podía sentir como se alejaban de mí los animales, aterrados con mi cercanía. Hasta que por fin, minutos más tarde pude oír como caía el agua de una cascada muy cerca de donde me encontraba, corrí hacia donde escuchaba el agua y sin darme cuenta en fracción de segundos me encontraba a escasos pasos de la orilla de un pequeño lago.

- no creí que fuera a estar tan cerca de aquí- pensé soltándome el cabello mientras me acercaba velozmente al lago.

Parecía un lugar muy tranquilo, y olía lo suficientemente mal, como para que no me importara si alguien llegaba a verme. Estaba a centímetros de la orilla cuando grité horrorizada al ver el reflejo de una hermosa mujer pálida en lugar del mío. ¿Quién era ella? ¿Por qué no me reflejaba? ¿Dónde estaba?

- ¿Quién eres?- le pregunte al reflejo de la mujer observando como su boca, perfectamente dibujada hacia la mímica de mis palabras.

Retrocedí dos pasos y volví a avanzar, era increíble, mi tez morena se había vuelto de un exquisito blanco marmóreo, mi rostro que a pesar de mis diecisiete años poseía algunas redondeles, ahora lucia perfectamente anguloso y fino, parecía un preciosa muñeca de porcelana. Pero esos no eran los únicos cambios extraños, mis ojos, siempre profundamente negros, ahora eran de un rojo carmín muy intenso y debajo de ellos, podía encontrar pequeñas marcas moradas, ojeras. Que ahora resaltaban mucho mas que de costumbre a causa de mi repentina palidez, mi cuerpo de adolescente era el mismo de antes, solo pude notar algunos cambios minúsculos; era como si de la noche a la mañana se hubiera estilizado por completo.
Ahora, era alguien nuevo, un ser totalmente distinto, aunque todavía había algo que no cerraba, algo que por mas que me devanara los sesos no podía comprender.

- ¿Qué paso conmigo?- me pregunte, pensando otra vez en vos alta después de examinarme minuciosamente, mientras comenzaba a lavar mi frío, marmóreo y perfecto, deliciosamente, perfecto cuerpo.

- Se ha convertido en un monstruo señorita- me contestó una voz calma pero glacial desde la espesa oscuridad del bosque.

- ¿Un monstruo dices? ¿Es que acaso estas ciego? ¿Que no puedes ver la Afrodita* que soy?- le devolví siguiendo con mi baño como si aquel desconocido no estuviera observando mi desnudez.

Permanecí en silencio hasta terminar con mi baño. Una vez que me sentí lo suficientemente limpia salí del agua y desnuda como estaba me senté sobre un piedra bajo la luz de luna.
Cerré mis ojos y los abrí al instante, y para mi sorpresa, enfrente de mí se hallaba un joven hermoso de no más de uso veinte años, quien me observó durante eternos segundos con sus preciosas orbes doradas.

- eres un vampiro- me dijo, con una nota de amargura al pronunciar la palabra <vampiro>

Lo miré estupefacta, sin entender. El se quitó su raída camisa y me la colocó sobre los hombros. Entorne mis ojos en los suyos llena de confusión y por primera vez en esa extraña noche le puse atención a sus nítidos rasgos bañados con la luz de la luna.
Él también, era de un blanco marmóreo, sus ojos dorados, unas espesas ojeras decorándolos, su sedoso cabello rubio trigo. Baje la mirada y observé cuidadosamente su pecho, lleno de cicatrices, puse mi mano en el y… estaba frió, incluso podría decirse que era glaciar. Detuve mis curiosos ojos en su brazo, repleto de medias lunas entrelazadas unas con otras. Por fin empezaba a comprender.

- no puede ser- le dije ensimismada en un hilo de voz. Realmente me costaba creerlo, no podía ser cierto.

- Sí ¿no recuerdas nada de los últimos tres días de agonía de los que acabas de despertar?- instantáneamente mi mente huyó de allí, volviendo al momento en que todo cambio.

- Oliver tenia razón, no debí salir tras ese conejo- dijo fijando ahora fijando mis ojos sobre mis manos.

De repente me sentí inundada por un sentimiento de calida tranquilidad, levante la mirada y pude ver a aquel joven rubio con el ceño levemente fruncido, concentrado.

- lo que sea que estés haciéndome, déjalo ya, estoy calmada- le dije aun bajo el efecto de ese extraño sedante que me estaba aplicando sin yo darme cuenta. Recibiendo una calida y tímida sonrisa como respuesta.

- No creí que fueras a notarlo, lo lamento mucho señorita, es una reacción instintiva que tengo para controlar las atmósferas- se disculpo cortésmente e inclino levemente la cabeza en señal de reverencia.

- Soy una vampiresa, no una tonta- respondí mordaz- ¿es algo seguro que un humano tan apetecible como tu se encuentro tan cerca de alguien tan inexperta e inestable como yo?- pregunté y le sonreí con astucia. Como si acabara de ganar una partida de arduo ajedrez.

Me miro por un momento y comenzó a reír.

- aun no me he presentado, mi nombre es Jasper Whitlock, estoy a su servicio señorita- repuso algo apenado por su anterior reacción, ante mi pregunta- como podrá observar, señorita, soy un vampiro- otra vez la misma nota amarga- como usted- y por primera vez, pude ver como la tristeza surcaba de manera profunda esos ojos dorados.

[fin del capitulo primero]

Este capitulo todavia no esta terminado.

Capitulo segundo: Promesa

Lo contemple atónita durante un largo rato sin querer procesar toda esa avalancha de información que acababa de caer sobre mi, sin querer reconocer que ese hermoso ángel que tenia enfrente me había arruinado la vida, ahora estaba condenada a la eterna oscuridad y el culpable me miraba con ojos atentos, como si lo que acababa de hacer era cosa de todos los días, como si mi alma no valiera ni un mísero suspiro.
Baje la mirada y me ahogue entre mis sollozos, me rehusaba a creer que había perdido hasta el derecho a morir, sin que me diera cuenta, el vampiro rubio acorto la distancia entre nosotros y puso su mano en mi espalda.
- ¡maldito!- le grite con los ojos llameantes y empecé mi ataque; realmente jamás fui una persona agresiva, pero en ese momento una mezcla de furia, dolor y desenfreno se apoderaron de mi, haciendo que intentara desgarrar el cuello de aquel monstruo.

Me esquivo en varias oportunidades con una agilidad y una gracia, dignas de un Dios, podría decirse que incluso mi ataque le divertía, lo cual me enfurecía aun mas, volviendo mis intentos mas torpes, hasta que por fin mis vanos intentos por atacarlos se vieron interrumpidos por su destreza; me tomo por la espalda y acerco sus dientes a mi cuello. Cerré los ojos fuertemente, esperando que el final llegase pronto.
- No fui yo quien la convirtió precisamente señorita, aunque no voy a negarle que parte de la culpa fue mía- me dijo en susurros mientras volvía a usar ese extraño don suyo para sedarme- permítame que le haga un par de observaciones- no respondí pero podía sentir que a pesar de estar muerta el contacto con aquel hombre me quemaba- para ser usted una neófita, se comporta de una manera muy civilizada, pero, eso no quita que como todos los demás, su manera de ataque sea muy predecible- termino y suspiro cerca de mi oído haciendo que me estremeciera.
- Puedes dejar las formalidades, mi nombre es Virginia Black- le contesté aun entre sus brazos.

Paso un instante y el vampiro me liberó, y supongo que su poder había funcionado como el esperaba, porque una vez que me encontré libre, ya no quise atacarlo otra vez.
- ¿va a contarme que fue lo que paso conmigo o tiene pensado hacerme esperar mucho mas?- le pregunte sin saber si iba a ser capaz de afrontar la respuesta.
- Jasper, mi nombre es Jasper, señorita Virginia; por favor, llámeme así- me dijo en un tono monocorde y educado pensando cada una de sus palabras con detalle- cuando esto empezó, yo estaba persiguiendo a un neófito, bastante salvaje por cierto, cuando estaba por atraparlo, apareció usted con un conejo y no pude salvarla cunado el la mordió allí en la clavícula- miro mi clavícula, ahora decorada por una pequeña medialuna y luego bajo la mirada como si sintiera mucho dolor por lo ocurrido- el neófito arrojo su cuerpo a la nieve e intentó huir- se quedo callado un momento, como meditando lo que estaba por decir- y luego cunado el huyo, le di caza, hasta hoy, acabé con él.- termino con evidente amargura carraspeándole la garganta.
- ¿se puede matar a un vampiro entonces?- me pregunte olvidando completamente la presencia de Jasper.
- Así es señorita Virginia, aunque acabar con un vampiro no es algo sencillo- respondió pensativo sacándome de mis pensamientos- ahora dígame, si no es mucha molestia, ¿Por qué venia persiguiendo a ese conejo?- me pregunto gentil esbozando una tímida sonrisa.
- Ruberus, fue el regalo que mi padre me había hecho para mi cumpleaños, no podía perderlo, cunado se me escapo, Oliver me dijo que no fuera tras él, me dijo que me quedara, que el volvería mas tarde, cuando hiciera frío, o cuando tuviera hambre, pero no le hice caso, y salí en su busca- hice una pausa y mire al cielo nocturno, ahora teñido por los claros colores del acechante alba- pude encontrarlo justo cuando la nieve empezaba a caer, estábamos caminando para ir a casa y fue ahí cunado vi a dos sombras chocar luego una de ellas se abalanzó sobre mi, y recuerdo que estaba sobre algo blando y mojado y el dolor corría por mis venas, como si me quemara, y lo único que puedo recordar a partir de ahí son dulces palabras de conforte, pero creo que eso fue solo mi imaginación, por que cuando me levante estaba sola, y usted, dándole caza a aquel sujeto- dije y me junte mis rodillas con mi pecho y las rodeé con mis brazos, en un vano esfuerzo de calmar el dolor que sentía.

Gracias hermanito ^^
jajajajajaja

Se que es poco, pero me atrazo con el cole, perdon!


- ¿Se encuentra bien?- pregunto el ángel a mi lado.

No me preocupe en responderle, no deseaba tenerlo cerca de mi, me encontraba lo suficientemente triste como para desear estar sola.

La nieve comenzó a caer con mayor insistencia sobre nosotros, arruinando el perfecto amanecer.
- no tengo deseos de dejarla sola, pero si es eso lo que usted quiere, me marcharé…-

Márchate, estupido vampiro bien hablado, no me interesa lo que hagas. Pensé intentando engañarme, abrazándome aun con más desesperación, no sabia por que era, pero ahora que no podía morir, sentía un pánico horrible, una sensación de asfixia indescriptible.

- todo va a estar bien…- me acaricio el cabello, como si consolara a una niña pequeña que acababa de perder su muñeca favorita.
- No necesito su lastima, estoy bien.
- Es bueno saberlo, pero podría comunicárselo a su rostro, ¿sabe?- una nota de sarcasmo invadió sus labios, pero la borro torciendo el gesto, volviendo a su tranquila cortesía- supongo que tiene hambre…

Lo mire un momento, con la interrogación tatuada en el semblante. Jasper solo sonrió ante mi muda pregunta.
- no todo acerca de los vampiros es mito señorita Virginia, no tenemos colmillos, pero si nos alimentamos de sangre…- me tomó la mano con cuidado, como si me fuera a romper, comenzando a alejarnos del lago- espere, no puede ir en esas fachas.

Me miro nuevamente. Tenuemente avergonzado me recordó mi desnudez, apenas disminuida por su camisa.

Cerca de donde nos encontrábamos había una casa, y estaba segura de que allí una de las hijas tenía una contextura parecida a la mía, sigilosa me acerqué a una soga llena de ropa y cogí prestada una blusa gris opaco y una falda larga negra, realmente una ropa muy bonita, pero estaba descalza. Pude ver unas botas femeninas, que también tomé, volví donde Jasper rápidamente, mientras terminaba de acomodarme la ropa.
- Se ve usted muy hermosa Virginia…

Me miraba de arriba abajo, con una sonrisa, como si me analizara.
- ¿podemos ir a comer?

Caminamos hacia la cuidad, a donde estaba el barrio de vagabundos y escorias. Un grupo de pandilleros acorralaba a una niña pequeña, una criatura apenas, me encendí, y Jasper no pudo hacer más.

Nunca supieron lo que pasó, ni bien derrumbe al primero, la niña escapó. Disfrute matar a ese grupo de malditos degenerados, mientras me suplicaban, Jasper solo miraba y los mantenía allí mientras yo me alimentaba. Fue una matanza que disfrute, por que sabia que nadie lamentaría tal perdida.

Interesante fic. Me gustó bastante, aunque la perspectiva de que Jasper esté con otra persona que no sea Alice es cómo... no sé rara.
Aún así te felicito mucho por lo escrito.
Dulces Mordidas
Lady Vampire

Muhcas gracias, se que es extraño, pro bueno, gracias por la opinion ^^

me enacanto quiero leer mass.... jejeje

bue.. besos

y espero la continuacion

Muchas gracias rose, lo intentare seguir.