Habitación de Violet

Llegué a la casa de Violet apenas un escaso minuto luego de ella pero al ver que se dirigía a su habitación, aminoré el paso y me detuvé, silenciosa e inadvertida, en el umbral, observando sus movimientos como solo un vampiro acostumbrado a ser fantasma puede hacerlo. Me apoyé con delicadeza en el marco de la puerta y la miré, en silencio.

Ser un fantasma, como dije, es un juego de niños para mí. Violet, por tanto, no me vio, ni siquiera cuando se levantó y miró por la ventana. Se la veía tensa y preocupada y comprendí que aquello no tenía que ver con Ann y yo. Algo pasaba. Pude haber hecho muchas cosas pero decidí esperar.
- Sólo un poco- me dije a mí misma porque yo también lo sentía... algo andaba mal.

- Quizá sea algo grande- dije en voz alta, rompiendo su concentración. Me introduje casi con timidez en la habitación y le sonreí a Violet que me miró.
Esperé su respuesta.

- Sí- insistí, sonriendo otra vez, sin acercarme aún pero viéndola con una mirada que esperaba que entendiera.- Quizá sea algo grande.

Ella no me estaba mirando por lo que no pudo entrever como mi rostro se endurecía.
- Sí, a eso me refiero- contesté- Aunque todavía hay tiempo, me temo que el tiempo de paz terminó.

- Para nosotras dos- concreté- Pero aún no puedo asegurar nada. Sólo puedo deicr que probablemente tenga que ver con el vampiro que te transformó.
Suspiré.

- Tú tampoco lo entiendes, ¿Verdad?- dije, sonriendo con cierta amargura- A pesar de que has visto el alcance del poder que tenemos tanto tu "creador" como yo, al igual que Ann, comprendes muy poco el verdadero alcance de nuestro poder. - La miré.- ¿Quieres que te lo expliqué de una buena vez?

- Me alegro que te sientas tranquila- dije con sinceridad- Pero- mi voz cambió y se hizo templada y distante- No sé si es del todo prudente, y te diré por qué:
>>El día en que me dijiste que ya sabías el poder de tu perseguidor advertiste que yo parecía asustada y preocupada. En efecto, lo estaba. Lo que tú describías se parecia mucho a mi propio poder y de inmediato comprendí que la situación era todavía más peligrosa de lo que tú misma podías creer. ¿Por qué?, te preguntaras. La respuesta está ante tus ojos pero parece que no la ves: Nosotros podemos hacer absolutamente TODO lo que queramos. Y cuando digo todo es todo. Desde hacer que una vampira orgullosa baile por un salón de clases... hasta bloquear poderes, eliminar humanos... y vampiros. ¿Acaso no lo ves? No puedes detener a una voluntad cuando tú misma caes en su influjo sin poder evitarlo. No sé exactamente qué es lo que intenta el vampiro que te persigue, pero sospecho que si no te ha encontrado, no es por falta de habilidad, sino porque sus designios no son los que tú puedas creer. Ya es bastante malo que no puedas oponerte a un poder como el suyo sino que, además, es imposible matar a un vampiro con habilidades como las suyas. <<
Violet me miraba pero parecía que todavía no podía comprender. Solté un suspiro de exasperación.
- Ann es una idiota- dije sin más, molesta- si piensa que podrá manipular mis recuerdos a su antojo. No puede. ¿De veras piensa que lo único que soy capaz de hacer es hacerla bailar? Si yo me lo propusiera, podría bloquear su poder para siempre, matarla o incluso llegar más lejos. No lo entiende, al igual que tú- Mis ojos se fijaron en Violet. Estaban negros como la noche y no precisamente por la sed- Si fuera cruel o si me desafiara, podría hacer incluso que se entregara al ser que tanto odia, sólo porque así lo quiero.- Los ojos de Violet se abrieron de par en par.
- No digo que vaya a hacerlo- repuse con impaciencia- Digo que Podría hacerlo, si así me place. Sucede lo mismo con tu creador. Si su habilidad es tan grande, es muy probable que no puedas oponertele. Hay muy pocas cosas que escapen a nuestra voluntad y éstas son demasiado pocas. Una de ellas es la muerte. No podemos resucitar a ningún ser. Otra de ellas es el tiempo. Podemos viajar por él pero no podemos alterar ni el pasado, ni el futuro. Sólo podemos decidir parte del presente. Y otra de ellas, y quizá la más importante, es a otro vampiro que tenga el mismo poder. Cuando dos vampiros con la misma habilidad se enfrentan, sus voluntades se anulan mutuamente. ¿Ahora lo entiendes?- finalicé, casi airada.

- No lo entiendes si puedes decir eso- repliqué, también muy tranquila- Esto SI es asunto mío. Sucede que, más allá del cariño y de todo lo demás- que es lo predominante-, está mi propia voluntad. ¿Por qué dejaría que otra persona me dominara e hiciera las cosas a su manera cuando, con una excepción, jamás llo he permitido?
Sacudí la cabeza con determinación y sonreí.
- En cuanto a Ann... realmente no me interesa, sólo me molesta ligeramente su descarada descortesía. Pero en fin... - me callé y miré hacía la ventana.

No es malo el silencio normalmente pero aquella no era una mudez normal. Así pues, de pronto, reí suavemente y dije, sonriente:
- No es bueno estar tan serias. ¿Qué hacemos? Yo tampoco tengo muchas ganas de pensar.

Volví a reír, aunque esta vez más animadamente.
- No se me ha ocurrido nada todavía. comenté- Pero por ahora quiero ir a casa. ¿Podemos o prefieres quedarte aquí?

Sonreí pero dije con cierta timidez, mientras camibamos:
- ¿Estás enojada conmigo?